Aramón pierde 3 millones en cinco años

CARLOS VILLANOVA. Zaragoza | Los problemas financieros de Montañas de Aragón (Aramón), el grupo que controla cinco de las siete estaciones de esquí de la Comunidad Autónoma, no se circunscriben sólo a los ya conocidos de Panticosa. El «holding» de la nieve aragonés, participado al 50% por DGA e Ibercaja, también cosecha importantes resultados negativos en los complejos invernales turolenses de Gúdar y Javalambre. Y las pérdidas acumuladas en esos tres centros distan mucho de poder ser enjugadas con los resultados positivos que se obtienen en Formigal y, a veces, en Cerler.

En concreto, en las cinco temporadas que van de 1999 a 2004, Aramón ha registrado unos ingresos acumulados de 5.277.600 euros, mientras que los desembolsos (repartidos en gastos de explotación y amortizaciones) suman 8.111.400 euros. El saldo supone una cifra negativa de 2.833.800 euros, lo que arroja importantes dudas sobre la salud económica del sector, su futuro y las posibilidades de enderezar el rumbo.

En esas cinco temporadas, Aramón únicamente ha conseguido cerrar todos los ejercicios con un resultado positivo en la estación de Formigal. Cerler, el otro complejo del «holding» que se considera parte del «núcleo fuerte» de negocio, cosechó pérdidas en las campañas 1999/2000 (98.800 euros) y 2001/2002 (261.200 euros).

Los resultados de las pistas de Benasque demuestran que no están tan consolidadas como la estación estrella del valle de Tena. Cerler, en cinco campañas, ha dado un beneficio de explotación de 512.000 euros, mientras que Formigal ha cosechado en el mismo periodo 4.765.600 euros.

Por lo que respecta a los complejos invernales que continuamente ofrecen pérdidas, la situación de Panticosa ya es conocida y ha originado una notable polémica. La otra estación tensina ha acumulado un saldo negativo de 4.142.000 euros. Y lo que es peor, aunque la cifra no está confirmada, las propias proyecciones de Aramón para la campaña que se acaba de cerrar estiman que se tendrá un déficit récord de más de 1,7 millones.

El panorama de números rojos sin, aparentemente, solución se extiende a las dos estaciones turolenses, Valdelinares y Javalambre. La propia contabilidad de Aramón, que engloba a ambos centros, establece que entre 1999 y 2004 se han originado unas pérdidas de 3.969.400 euros.

Soluciones urbanísticas

El discurso que se mantiene desde Aramón respecto a la situación financiera de sus estaciones plantea como respuesta un ambicioso plan de inversiones en equipamientos y ampliaciones para mejorar la competitividad de los complejos invernales, que ya están en la batalla comercial de un mercado europeo globalizado.

Pero esa necesidad de invertir no deja de resultar paradójica en un contexto generalizado de pérdidas en las cuentas de explotación. Por ese motivo, los rectores de la sociedad sostienen que la salida adecuada para renovar las instalaciones y ampliar las pistas (una cuestión que ha creado enorme polémica con las entidades ecologistas) es ligar esas actuaciones con desarrollos urbanísticos en los municipios del entorno de las estaciones, donde se ha creado un sector turístico que vive en gran medida del esquí. El argumento, en resumen, es construir urbanizaciones siempre que parte del beneficio revierta en la mejora de las instalaciones.

Pero esas operaciones, planteadas en Panticosa, Hoz de Jaca, Sallent de Gállego y los centros de Teruel, también generan polémica, puesto que pasan por la recalificación de terrenos rústicos, una cuestión en la que es habitual que aparezca la sombra de la especulación y más aún en zonas medioambientalmente sensibles.

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