Las estadísticas muestran algunos datos muy reveladores. El principal, que Aramón Cerler es la única estación aragonesa que no ha fallado ningún puente de la Constitución en la última década. Este año se estrenó el 30 de noviembre y desde entonces ha podido ofrecer una media de unos 30 kilómetros. Aparte de ser el centro e más altitud del Pirineo, desde Aramón destacan también que en el caso de Cerler le han beneficiado especialmente las nevadas de sur, como a Sierra Nevada o Boí, por ejemplo. Sin embargo, en Formigal-Panticosa dejan más nieve los temporales de noroeste o suroeste.
En comparación con el resto de estaciones, Formigal, Panticosa y Astún solo se habían perdido hasta ahora dos puentes (2011 y 2014). Candanchú y Valdelinares no se habían podido estrenar en tres y Javalambre en cuatro.
Como anécdota, en este período de los diez últimos años, Formigal y Astún ostentan el récord de la apertura más madrugadora ya que ambos centros lograron arrancar en 2008 un 15 de noviembre. Doce años antes, también se había estrenado la temporada de esquí de Aragón en esa fecha. En cambio, Candanchú tuvo que esperar en 2016 a abrir un 6 de enero por unas condiciones meteorológicas extraordinarias.
Precisamente la nieve regresó este sábado al Pirineo más occidental después de varias jornadas sin precipitaciones aunque fue de forma débil. Fue por encima de los 1.500 metros y se recogieron apenas 2-3 centímetros. Hoy por la mañana no se descarta alguna nevada más, también débil y ocasional, pero para el lunes y martes ya no se esperan.
El frente también trajo un descenso de temperaturas y Cerler pudo poner en marcha los cañones para fabricar nieve durante toda la noche y hasta bien entrada la mañana y ampliar los kilómetros (33 kilómetros) con la apertura de la pista Ixarsos, que permite regresar esquiando hasta Ampriu. El jueves pusieron en servicio las pistas de Rincón del Cielo, Rabosa y Labert y el viernes, la de Crestas.