Desde hace un mes y medio no cae una gota de nieve en las montañas españolas. La situación anticiclónica asentada sobre Europa desde finales de noviembre ha provocado que este año las Navidades sean menos blancas de lo que desearían los aficionados al esquí no solo en España sino también en los países alpinos donde las estaciones están teniendo una de sus peores temporadas. En Suiza, por ejemplo, es el invierno más seco desde que se tienen datos y eso significa remontarse a principios del silo XX. En España, al día de hoy, de las 28 estaciones de esquí alpinas permanecen cerradas 12, entre ellas las siete de la Cordillera Cantábrica, como se puede comprobar en Atudem (Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña). Y muchas de las que están abiertas solo cuentan con una parte de sus pistas. En resumen, de los 1.148 kilómetros de pistas que suman las 28 estaciones están esquiables a día de hoy 597 kilómetros, aproximadamente la mitad.
Las estaciones con mucha nieve
La situación estas Navidades en España no es, sin embargo catastrófica, como podría parecer a la vista de la escasez de precipitaciones. De hecho, algunas estaciones están mejor que el año pasado. El caso más rotundo es el de Sierra Nevada. A día de hoy ofrece 98 kilómetros esquiables y entre 40 centímetros y dos metros de nieve polvo; unos datos más que sobresalientes si tenemos en cuenta que el año pasado por esas fechas solo tenía abiertos seis kilómetros y medio de descensos y en sus laderas apenas se alcanzaban los 40 centímetros de espesor blanco. Para la estación granadina este invierno es, de momento, uno de los mejores de los últimos 20 años; a falta de las cifras definitivas de Navidad, unos 187.000 esquiadores han pasado por sus pistas (un 22% más que la media en diciembre de años anteriores) y la ocupación en este momento roza el 95%. Las nevadas de finales de noviembre y las bajas temperaturas que han permitido el funcionamiento de los cañones de nieve han propiciado esta situación óptima que permite encarar con optimismo la celebración de los Campeonatos de Freestyle y Snowboard el 7 de marzo, la gran cita deportiva del invierno en España.
Otro ejemplo de situación óptima es Cerler, en el valle de Benasque, en Huesca. Después de varios inviernos viendo pasar las borrascas del norte sin dejar apenas nieve en sus laderas, este año se ha resarcido y puede presumir de acumular más de metro y medio en las zonas más altas; desde 2009 no han tenido ahí unas Navidades mejores. Esta semana, con la estación a tope de clientes, se puede esquiar desde la cima de El Gallinero, el techo de la estación, hasta la base en El Molino; 1.130 metros de desnivel, uno de los mayores de España, con la 9 Kilómetros, la pista más larga, abierta. Aquí está una de las pistas más bonitas de todo el país, la Canal Amplia, en buenas condiciones para ser bajada. Las Navidades pasadas Cerler tenía un máximo de 45 centímetros de nieve; este año roza los 160 centímetros. Semejante diferencia se explica porque este invierno si han podido llegar las borrascas de componente sur que son las que dejan nieve en este lado del Pirineo. Al mismo grupo (Aramon) pertenecen también las estaciones de Formigal-Panticosa, en el valle de Tena, y Javalambre y Valdelinares en Teruel; en todas ellas hay algo más de nieve que el año pasado y la ocupación estos días está entre el 80% y el 90%, según zonas.
El capítulo de bendecidas por la meteorología estos días se cerraría con las estaciones catalanas más orientales, como es el caso de Masella y La Molina, en Girona, a las que el temporal de levante de hace tres semanas les regaló la nieve suficiente como para abrir el dominio Alp 2.500, la unión de ambos centros que ofrece un total de 108 kilómetros esquiables con espesores en este momento de hasta 60 centímetros de nieve polvo. Gracias a ello, Masella inauguró el pasado 29 de diciembre su servicio de esquí nocturno que volverá a abrirse los días 3 y 7 de enero de 18.30 a 21.30. También es llamativo el caso de Boí Taüll, en el Pirineo de Lérida, que el año pasado por estas fechas renqueaba con apenas 40 centímetros de nieve dura y hoy ofrece cerca del metro y medio de calidad polvo.
Las damnificadas por la situación climática hasta el momento son las estaciones que habitualmente reciben las nevadas que traen las borrascas que entran por el norte. Lo peor está, sin duda, en los centros invernales de la Cordillera Cantábrica a día de hoy cerrados o abiertos solo para uso turístico. Alto Campoo, San Isidro, Manzaneda, Valgrande Pajares y otras no han podido estrenar el invierno cuando el año pasado, sin ser muy boyante, tenían en sus montañas casi 30 centímetros de nieve. También Valdezcaray, en el Sistema Ibérico, y La Pinilla y Navacerrada, en el Sistema Central, permanecen prácticamente inactivas. Valdesquí, en Madrid, sí está abierta con 15 kilómteros de pistas y hasta 70 centímetros de nieve, según el último parte de nieve de Atudem.
Baqueira Beret, en el valle de Arán, Lleida, está pasando las Navidades con 84 kilómetros esquiables de los 150 de los que dispone (es la mayor e España) y espesores que no sobrepasan los 30 centímetros de nieve polvo-dura. Aunque la temporada empezó aquí prometedora, el anticiclón cerró la puerta a las borrascas y no ha nevado desde noviembre. ¿Cómo es posible entonces que miles de esquiadores puedan seguir deslizándose por sus laderas estos días? El milagro se llama sistema de innivación automatizada, que se pone en marcha para producir nieve cada vez que se dan las condiciones de frío y humedad adecuadas. De ese modo, el 90% del blanco que cubre las pistas de Baqueira no ha venido del cielo sino que ha salido de la boca de cientos de cañones repartidos por toda la estación. Gracias a eso, los aficionados que pasan estos días de principios de año aquí pueden desplazarse por las tres áreas de la estación conectadas a veces por pistas a cuyos lados no hay más que hectáreas de hierba. Cada noche, las máquinas pisa-pistas compactan, alisan y preparan las bajadas para que al día siguiente los esquiadores se encuentren con descensos impecables. Baqueira Beret es una de las estaciones que mejor prepara las pistas en España. A pesar de todo, la ocupación esta temporada ha bajado; desde el 25 de noviembre, fecha de la apertura, hasta el día 1 de enero habían pasado por aquí 65.000 esquiadores cuando el año pasado del 26 de diciembre al 10 de enero se computaron 160.000 aficionados.
Y ¿quién es responsable de esta situación meteorológia? “La respuesta hay que buscarla en la llamada Jet Stream que este invierno está comprimiendo la masa de aire polar en el norte y permite que suban de latitud las masas de aire subtropical”, explica la meteoróloga Mercedes Martín. “Una situación de bloqueo anticiclónico centroeuropeo muy persistente que este año tiene la peculiaridad de que está durando más de lo normal y está provocando, de momento, una estación seca y sin nieve”. Lo cierto es que no es la primera vez que se atraviesan situaciones parecidas. En el valle de Arán, el invierno de 2006 fue aún peor que este y en 2013, sin embargo, se registraron nevadas históricas con 14 metros de nieve acumulada en Baqueira Beret. Si se pregunta a las gentes que llevan viviendo toda la vida en este valle dirán que hace años lo normal era no esquiar en Navidades. Las nevadas de verdad llegaban –y llegan– más tarde en el Pirineo, a mediados de enero: “Por San Vicente, sopla el viento y caen los hielos”, dice la sabiduría popular de estas zonas. La semana de los santos barbudos, que empieza el día 12 de enero con San Victorian y termina el 20 con San Sebastián es cuando arrecia el invierno.
La temporada de esquí se prolonga en España habitualmente hasta Semana Santa, este año a mediados de abril. Así que quedan aún muchas semanas para que nieva y para que se llegue a esos 5,5 millones de esquiadores que se preveían a principios de una temporada que, en principio, prometía mucha nieve.